jueves, 26 de mayo de 2016

Gracias ‘Al hospital Santiago’



El día de la Retreta, a la mañana, una inoportuna peritonitis me dejó fuera de juego. Con esta carta sólo quería agradecer muy sinceramente el trato recibido por el personal del Hospital Santiago, primero en urgencias y después en la planta de Cirugía (4ª del A). Ha sido sencillamente exquisito o, como se dice ahora en términos de calidad ‘excelente’. Y no sólo en el aspecto técnico de los cuidados sanitarios, sino en el ámbito de lo humano: disponibilidad, sensibilidad y amabilidad. Eso es lo que da calidad y calidez a la profesionalidad. Estos componentes –bien lo sabemos quienes trabajamos en servicios a las personas- son los que dan categoría de excelencia a la competencia profesional.

‘Nada más amado que lo que perdí’, dice Serrat. Y si se trata de la salud, aún más, añado yo. Por eso, ahora que estamos en época de la declaración de renta, ¡qué importante es lo público! Es lo que es de todos y que, por tanto, todos hemos de cuidar, incluso mimar. En lo privado, cada uno puede hacer lo que le venga en gana con lo suyo, si no entramos en más detalles. Sin embargo, con lo de todos, no. Por eso se hace tan deleznable la actitud de los tramposos, que más que proliferar constituyen una auténtica plaga que padecemos: políticos, artistas, famosos…

En esta línea de pensamiento, se me hace, si cabe, ‘el no va más’ lo del negocio de la salud. Vivimos tiempos de prevalencia de lo neoliberal en esta materia también. El eslogan podría ser ‘sánese quien pueda’, parafraseando el archiconocido ‘sálvese quien pueda’. Si usted tiene medios, hágase un buen seguro médico y tendrá garantizada una estupenda atención en la privada. La pública, queda como postergada a un segundo plano, dentro de lo obligado, poco menos que inevitable, rondando lo sospechoso ‘con todo lo que nos cuesta’.

Pues valga al menos este sencillo testimonio de lo contrario. Y además, en nuestro Hospital Santiago, sí el de Vitoria de toda la vida. Agradecido y orgulloso me siento de él, por lo bien que he sido tratado, al menos yo.

IGNACIO LOZA AGUIRRE (El Correo Araba)

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